Una Cuaresma lluviosa y una Semana Santa 2018 llena de inclemencias meteorológicas. No obstante amaneció el Jueves de Pasión con un día soleado en el que por la tarde nuestra Ilustre Archicofradía, comenzó su recorrido hacia Santa Marina con un amplio desfile de hermandades, romanos, judios y sayones.
Esa noche el Stmo.Cristo Nazareno de la Vera Cruz lucía túnica de terciopelo lisa granate estrenando gemelos donados por la hermana Esther Priego.
Al término de la Misa, Encarnación Barba cantó una saeta al Stmo.Cristo Nazareno de la Vera Cruz, emocionando al público que la escuchamos, por el contenido de la saeta y por su voz.
En el cuartel nos esperaba un rato de convivencia, de hermandad, de resguardo del frío y aire que soplaba con tanta fuerza al salir de la Iglesia que nos volaba los capirotes.
El sábado por la mañana se subieron las andas a la Iglesia y a primera hora de la tarde nuestra camarera Matilde junto con Elisa vistieron al Señor de la Vera Cruz con la túnica que luciría el Jueves Santo. Sus miradas de amor y cariño, besos, peticiones y agradecimiento no le faltaron, de ellas y de los hermanos que a media tarde llegaron para subir al Señor a su trono. Tenerlo tan cerca es un privilegio.
El Domingo de Ramos amaneció lloviendo y las predicciones meteorológicas no eran buenas. La Procesión de la Cofradía de la Entrada Triunfal a Jerusalén aplazó su salida a las 16:00 horas de la tarde, no habiendo participación de los niños de la Vera Cruz en la misma. En el cuartel se celebró el almuerzo de convivencia con una numerosa participación de hermanos, familia y amigos. Nuestra secretaria Paqui nos emocionó con el video que nos tenía preparado de la memoria de la Hermandad del año anterior. Media hora de vivencias y recuerdos muy entrañables para todos los hermano, en el se ve el trabajo y el esplendor de esta Hermandad de la Vera Cruz. También se hicieron entrega de diplomas e insignias a hermanos/as que habían cumplidos 10 y 15 años en la Hermandad.
El sábado por la mañana se subieron las andas a la Iglesia y a primera hora de la tarde nuestra camarera Matilde junto con Elisa vistieron al Señor de la Vera Cruz con la túnica que luciría el Jueves Santo. Sus miradas de amor y cariño, besos, peticiones y agradecimiento no le faltaron, de ellas y de los hermanos que a media tarde llegaron para subir al Señor a su trono. Tenerlo tan cerca es un privilegio.
